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Cuarta revolución industrial, automatización y el futuro de los empleos.



Lo que diferencia a esta cuarta revolución industrial respecto de las anteriores no solo es el tipo de tecnología que está en desarrollo y en proceso de masificación, además de ello y lo que hace toda la diferencia, es que, no solo el área de la industria es la que está en transformación, son todas las áreas de la actividad humana que están cambiando a la vez. Cuando todas las áreas de la sociedad cambian estamos ante un cambio de paradigma, podemos hablar de una revolución; nos encontramos en plena cuarta revolución industrial.

 

Justamente, este cambio en todas las áreas es lo que está creando el mayor desafío de esta era. En el pasado, en las anteriores revoluciones industriales, si un área de la industria se automatizaba las personas que perdían sus empleos y eran desplazadas podían trasladarse a otras áreas en las que podían ofrecer su trabajo, siendo aún competentes dentro del mercado. La automatización de un sector de la industria permitía dar tiempo y espacio para que las personas afectadas puedan incorporarse y adaptarse a otras áreas. Incluso, muchas de las áreas que cambiaron gracias a la automatización terminaron generando nuevos puestos de trabajo que se derivaron y favorecieron de estos cambios tecnológicos. Véase por ejemplo la industria textil o automotriz y todos los trabajos indirectos que generaron producto de la automatización de sus industrias.

 

El contexto está cambiando rápidamente. Muchos trabajos y profesiones, de una u otra manera y en mayor o menor medida, están siendo modificados por las tecnologías de la IA (inteligencia artificial), IoT (internet de las cosas), cloud computing o computación en la nube (conjunto de tecnologías que permiten el acceso remoto a almacenamiento de información, ejecución de programas y procesamiento de datos generalmente a través de internet) y la automatización (ya sea de robots físicos o virtuales mejor conocidos como bots).


Imagen tomada de: PAPELESdeINTELIGENCIA


Imagen tomada de: Aprenentatge Servei

¿Cómo saber si mi trabajo se automatizara?

Si el lector desea saber cuáles son los trabajos o áreas que seguramente se verán más afectados por la automatización le recomiendo leer el libro ¡Sálvese quien pueda! El futuro del trabajo en la era de la automatización (2018) del periodista Andrés Oppenheimer. En el libro, el autor llega a la conclusión que algunos empleos desaparecerán, pero la mayoría se transformarán. Algunos de los expertos que fueron entrevistados por el autor nos brindan algunas claves para saber si nuestro empleo es susceptible de ser automatizado:

 

*En 2013 los investigadores Carl Benedikt Frey y Michael A. Osborne, de la universidad de Oxford, publicaron un estudio titulado The Future of Employment, dentro del cual pronostican que el 47% de los empleos podría desaparecer en los próximos 15 o 20 años producto de la automatización. [1]

 

“Según me dijo Frey, la lista de empleos en peligro abarca “los que tienen que ver con almacenar o procesar información, desde trabajos de oficinistas hasta las áreas de ventas y servicios. La lista es interminable”. Según Osborne, “la novedad de la tecnología es que ahora puede reemplazar labores rutinarias de oficina, de la misma manera en que desde hace mucho ha venido reemplazando las labores manuales rutinarias en las fábricas”. Cuando le pregunté si me podía dar una regla general sobre quiénes corremos más peligro de perder nuestros trabajos por la automatización, Osborne respondió que “la probabilidad de automatización de un trabajo está muy estrechamente relacionada con el nivel de habilidades o estudios. La gente con altos niveles de habilidades o estudios estará bien equipada para moverse hacia los nuevos trabajos que surjan en los próximos años, mientras que los que están menos capacitados serán los que corren más riesgo de ser reemplazados por completo”.” [2]

 

“Anders Sandberg, un filósofo doctorado en neurociencias computacionales que investiga el futuro de los empleos en la Universidad de Oxford, me sintetizó así —medio en serio, medio en broma— cuáles serán los trabajos que sobrevivirán: “Es muy fácil, si tu trabajo puede explicarse fácilmente, puede automatizarse, si no, no”. En efecto, los algoritmos y los robots son mejores que los humanos en hacer tareas repetitivas y previsibles. Un algoritmo aprende como un bebé, a base de ejemplos o conductas que se le enseñan. Si uno puede mostrarle a otra persona una lista detallada de las tareas que realiza y si la mayoría de estas tareas son relativamente previsibles, tarde o temprano ese trabajo será reemplazado por un algoritmo o por un robot. Y todos nuestros empleos tienen por lo menos una parte de actividades que se automatizarán.” [3]



Los siguientes gráficos, tomados del libro Superpotencias de la inteligencia artificial. China, Silicon Valley y el nuevo orden mundial (2018) del experto en inteligencia artificial Kai Fu Lee, nos muestran el riesgo de sustitución de trabajos físicos y cognitivos por la automatización. En cada grafico se forman cuatro cuadrantes en donde se clasifican distintos tipos de trabajos comunes. Cada cuadrante representa un nivel de riesgo de sustitución por la automatización. La explicación de cada cuadrante se detalla en la leyenda ubicada al final de ambos gráficos:



Riesgo de sustitución de trabajos físicos. (clic para ampliar imagen)



Riesgo de sustitución de trabajos cognitivos. (clic para ampliar imagen)
Ilustraciones traducidas y adaptadas por Javier Fernández.
Texto e imágenes tomadas de: [4]


Leyenda de los cuadrantes:

• ZONA DE RIESGO: Trabajos que seguramente se van a automatizar.

• ZONA DE CAMBIO PROGRESIVO: Trabajos que hoy son difíciles de automatizar, pero con el avance de la tecnología se automatizarán progresivamente.

• ZONA DE CUBIERTA HUMANA: Trabajos de los cuales muchas tareas se automatizan, pero siempre es necesario una pequeña intervención humana.

• ZONA SEGURA: Los trabajos más difíciles a automatizar.


Si bien los tecnooptimistas y los tecnopesimistas aún debaten si los cambios derivados de la automatización terminaran por mejorar o empeorar las condiciones de vida de la sociedad en el corto y largo plazo, una cosa es cierta: el desarrollo tecnológico y la automatización no se van a detener, van a seguir desarrollándose como lo han hecho hasta ahora; por lo tanto, tenemos que adaptarnos a esos cambios.

 

Disrupción tecnológica y medidas de protección

Cuando la mayoría de rubros se automaticen y les sea más rentable, económico y fácil a las empresas brindar productos y servicios por medio de estas mejoras y adaptaciones, se creará un grupo de personas que quedaran desplazadas y desempleadas, a menos que puedan capacitarse en otras actividades o en habilidades altamente especializadas relacionadas con la tecnología en sus áreas de trabajo.

Como no todas las personas podrán acceder a este tipo de educación se prevé en el peor de los escenarios que se creará un nuevo grupo de personas o clase social que, a diferencia del pasado con la creación de un proletariado o clase social explotada, esta sería una clase irrelevante o inútil [5] que no podrá reingresar a la actividad económica, puesto que los robots y la IA tendrán un mejor desempeño y rentabilidad en las labores que antes realizaban.

 

Es increíble ver el golpe que la automatización ha dado solo en EE. UU, por lo cual Donald Trump ha culpado a los inmigrantes, pero mucho del desempleo actual en ese país, sobre todo en los estados del norte, en el llamado cinturón industrial, se ha debido a este fenómeno. Esto lo detallan los economistas Anne Case y Angus Deaton (premio nobel de economía 2015) en su libro Muertes por desesperación y el futuro del capitalismo (2020). [6]

Si esto sucede en EE. UU, una de las primeras potencias mundiales, me pregunto: ¿Qué es lo que sucederá a los países latinoamericanos, específicamente a Perú?

 

Aún se están ensayando propuestas y políticas para amortiguar la disrupción de estos cambios. Una de ellas (la más controversial) es la renta básica universal, la cual propondría que los gobiernos graven impuestos a empresas tecnológicas y a las grandes fortunas para así dar un salario mensual que cubra las necesidades básicas de las personas [7] (muchos países de todo el mundo ya han probado de alguna manera este tipo de ayuda, al entregar bonos económicos a sus ciudadanos por motivo de la pandemia). Otras alternativas, como lo plantea Bill Gates, el creador y fundador de la empresa Microsoft, propone que los robots paguen impuestos al igual que se les cobra impuestos a las personas que trabajan. Andrés Oppenheimer, en el libro antes mencionado, plantea lo que en mi opinión es una buena idea: un ingreso básico a cambio de trabajo comunitario.

 

¿Qué podemos hacer?

La brecha entre países desarrollados y sub desarrollados va a ser cada vez mayor por los efectos de los desplazamientos que generara la automatización y la escaza educación y capacitación especializada que se está dando en países en vías de desarrollo. La automatización y la IA están remplazando cada vez a más personas dentro de áreas y trabajos en donde, evidentemente, tienen un mejor desempeño.

 

Tenemos que hacer presión política para que el nuevo gobierno que entre al mando ponga este tema en su agenda y creé políticas de protección social para las personas que se van a ver más afectadas por la transición tecnológica.

 

Ahora, sin esperanzarnos en que la política juegue a favor de las personas y de su protección, tenemos que igualar el terreno de juego para la mayoría a través de la educación.

Los gobiernos de los países sub desarrollados tardaran mucho más tiempo en priorizar e invertir en educación. Si bien esta es la inversión más grande que pueden realizar todos los países en desarrollo, el problema radica en el largo plazo de los resultados de esa inversión. Quizá muchos países aún no puedan darse el lujo de invertir en educación cuando tienen problemas más urgentes y acuciantes que atender, como la pobreza, el narcotráfico o cuando la corrupción o la deuda externa que aún mantienen es justamente uno de los principales causantes de su estancamiento. Es algo muy complejo y difícil de resolver teniendo en cuenta la situación particular de cada país.

 

Si no podemos contar con nuestros gobiernos para hacer efectivos dichos cambios, me pregunto: ¿Qué es lo que podemos hacer nosotros, la sociedad civil, para revertir o cambiar esta situación?

 

 

Notas:

[1] Frey, Carl Benedickt. & Osborne, Michael A., (17 de septiembre de 2013), “The Future of Employment: How Susceptible Are Jobs to Computerisation?”, Oxford Martin Programme on Technology and Employment.

https://www.oxfordmartin.ox.ac.uk/downloads/academic/future-of-employment.pdf

[2] Oppenheimer, A., (2018), ¡Sálvese quien pueda! El futuro del trabajo en la era de la automatización, Capítulo 1. ¿Un mundo de desempleados? Ciudad de México, México: Penguin Random House.

[3] Ibidem.

[4] Benjamins, R. & Salazar, I., (2020), El mito del algoritmo, Capitulo 6. Despedido por un robot, Aprendiendo a trabajar con las máquinas. Madrid, España: EDICIONES ANAYA MULTIMEDIA

[5] [7] Harari, Y., (2018), 21 lecciones para el siglo XXI, Capitulo 2. Trabajo. Cuando te hagas mayor, puede que no tengas un empleo. Barcelona, España: Penguin Random House.

[6] Case, A & Deaton, A., (2020), Muertes por desesperación y el futuro del capitalismo, Capítulo 14. Capitalismo, inmigrantes, robots y China. Barcelona, España: Editorial Planeta.

Comentarios

  1. Este artículo de tu blog me parece muy interesante por que encara lo que está ocurriendo en el mundo actualmente. Esta 4ta. Revolución va acrecentar la brecha entre países desarrollados y países en vías de desarrollo. Ya que los países de primer mundo tienen una mejor educación y se van adecuando más rápido al inminente cambio que se está realizando con la inteligencia artificial y todas las demás modalidades que irán apareciendo por que la tecnología irá avanzando a pasos agigantados. Lo que yo sugeriría es que haya un período de gracia por parte del banco mundial y dejen de cobrar la deuda externa que tienen todos los países subdesarrollados para que ese dinero sea invertido netamente en educación, durante 20 años es el tiempo mínimo que se pueda ver un cambio en la sociedad, pasado este tiempo las nuevas generaciones reiniciarán el pago de la deuda externa. También es una gran idea que los gigantes del internet paguen impuestos altos para que ese dinero sirva para invertir en educación en los países menos favorecidos.

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  2. Desde que leí el artículo a la fecha, me he quedado pensando en el innegable presente que nos trae la tecnología, con sus escenarios positivos y negativos.
    A tu pregunta, ¿Qué podemos hacer nosotros como sociedad civil? Les comento que estoy participando como mentora en marketing digital e e-commerce en una organización que busca transformar a MYPEs, que provienen de distintas partes del Perú, contribuyendo con la digitalización del país. Por otro lado, he visto grandes empresas del sector financiero, como BCP e Interbank, por ejemplo, haciendo campañas masivas para hacer que el común de las personas acceda a sus aplicativos, si este tipo de campaña se hiciera buscando que las personas sepan como monetizar sus productos o servicios como parte de la educación básica, tendrían la posibilidad de salir de un estado de desconocimiento en el uso de la tecnología y los recursos económicos que podrían generar. Sé que hay muchos cursos hablando de ello en internet, pero no creo que todos tengan acceso a ello, tendría que ser tan accesible como ir al mercado. Recordando uno de tus artículos pasados sobre ´´El desarrollo de una economía de lo intangible - Los casos de China e India´´ veo que estos casos se sustentan en la planificación de la Educación, junto a todos sus actores, por ende, todos podemos tener una cuota de participación en este cambio. También sería propicio que las personas más afectadas por la transición tecnológica tengan educación técnica para poder dedicarse a las áreas más difíciles de reemplazar a nivel físico, que muestras en uno de los cuadrantes, como la fisioterapia, el cuidado y entrenamiento de mascotas, estilista, cuidadores de adultos mayores, o también el reciclaje, pintores de casas, entre otros. Te agradezco por toda la investigación realizada para este artículo, tocaste muchas de las preguntas que tengo ahora y los gráficos fueron más que esclarecedores.

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  3. Como sacado de la distopia de Aldo Huxley (un mundo feliz), una clase social alfa, los beta y los épsilon; "los inservibles". Andres oppenheimer, conceptualiza muy bien la reforma de cuarta revolución, transcrita para la sociedad latinoamericana. Es posible que Latinoamérica, África y el sudeste asiático, sean los principales afectados; con una ligera ventaja los pueblos surasiáticos, próximos a salir del subdesarrollo (la segunda ola de tigres asiáticos).
    Es posible que veamos ciertos oficios que creíamos "muertos" renacer y ciertos oficios actuales (populares), morir irrelevantemente.
    Las artes podrían volverse el lado más humano e inmaterial, pero retornando a clases aristocráticas, con los nuevos (megamillonarios), hijos de chinos y norteamericanos; que se deleitaran nuevamente como en siglos pasados las clases altas europeas y apadrinaran a los más dotados.
    Las clases inservibles, serán fuente de comercio inhumano para experimentos (laboratorios, medicamentos, universidades), a cambio de subsistir. "Las nuevas ratas de laboratorio"
    Tal vez se realizara el mayor éxodo de la humanidad, las masas migrando a pueblos por debajo del subdesarrollo, donde por tiempos efímeros se necesitara mano de obra barata.
    Pienso y el lado más positivo, el humano a vivido a heladas, junglas, pasar hambre, matar mamuts, revoluciones, guerras y ahora pandemia. No será que es uno de los mayores desafíos del hombre para reinventarse. O tal vez las grandes mentes filosóficas abrirán despachos, y cobraran dignamente como ingenieros o abogados; para que te resuelvan la vida en el que hacer y encaminar el rumbo de personas y familias de la denominada epsilons de Huxley.
    He ahí una luz en los campos más humanísticos.

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